El historiador Pedro Escalante Arce, de la Academia Salvadoreña de la Historia, compartió esta mañana en el programa de radio Pencho y Aída algunas tradiciones salvadoreñas relacionadas con Halloween (31 de octubre), el día de los Santos (1 de noviembre) y el Día de Difuntos (2 de noviembre).
Entre otras cosas, Escalante explicó que, con el diseño moderno de cementerios, las costumbres han cambiado. Ahora los espacios son más pequeños, hay una placa de metal en lugar de una cruz, las tumbas ya no forman un túmulo de tierra, se usan flores de plástico y se decora con otro artículos como veletas de colores.
“El cementerio antiguo era heredero del europeo, sobre todo del italiano”, comentó Escalante Arce. La influencia italiana era mayor porque las estatuas usadas en las tumbas eran compradas a Italia por medio de familias en El Salvador con esa ascendencia.
Esto tenía una consecuencia: los cementerios parecían museos donde se exponían esas particulares piezas de arte. Un ejemplo de esto es el cementerio de Los Ilustres, en San Salvador.
Dijo que en El Salvador hay cementerios con esculturas destacadas en ciudades como Santa Ana, San Miguel y San Salvador. “En esos lugares hay un arte funerario extraordinario”, aseguró, además de mencionar ciudades de América Latina con cementerios destacados por sus esculturas.
De una tumba a una plaza
Escalante Arce también contó que “la escultura del Salvador del Mundo fue encargado por la familia Araujo porque lo iban a poner en la tumba de don Manuel Enrique Araujo”, el expresidente salvadoreño que fue asesinado.
Araujo era mandatario de El Salvador cuando fue atacado, el 4 de febrero de 1913, con arma de fuego y blanca mientras estaba en el parque Bolívar, que ahora es llamado Gerardo Barrios. Murió unos días después de la agresión.
“Se iba a poner en la tumba de él, pero no la pusieron porque consideraron que era muy grande. Creo que su tumba es de roca, de piedra”, contó.
En la actualidad, sobre la tumba del expresidente Araujo hay otra imagen de Jesucristo, pero está con los brazos abiertos.
Según Escalante Arce, fue para un congreso eucarístico centroamericano que se realizó en 1942 que en la Plaza de las Américas usaron un obelisco para colocar la imagen que fue regalada.
Entonces, con el tiempo, la plaza pasó a ser conocida como Salvador del Mundo, que es el nombre que se le da en la actualidad. Ha pasado a ser uno de los lugares de referencia en la ciudad de San Salvador, la capital de El Salvador.
Al frente de la estatua del Salvador del Mundo está la alameda Franklin D. Roosevelt, que conecta con el centro de San Salvador. Foto LPG / Archivo
La imagen de Jesucristo en la tumba de Manuel Enrique Araujo. Imagen de 2015. Foto LPG / Archivo
Fuente: La Prensa Gráfica