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LeBron y los Lakers agitan el imperio de los Warriors

LeBron James, con tres anillos y ocho finales consecutivas en sus vitrinas, se muda a Los Ángeles tras el peor lustro en la historia de los Lakers. Muy cerca, en Oakland, en la Bahía de San Francisco, Golden State ha establecido el epicentro de su imperio. A la galería de estrellas de los Warriors, campeones en tres de las últimas cuatro temporadas, sólo les faltaba reclutar a otro peso pesado como DeMarcus Cousins, para reducir los márgenes imprevisibles de la NBA. La Liga da inicio en la madrugada del martes 16 al miércoles 17 con un Boston-Philadelphia y un Golden State-Oklahoma City.

Los 30 general mánagers, sin embargo, han reducido ligeramente, del 93% al 87%, su apuesta por los Warriors como campeones. Ponderan la robustez y eficacia del juego de los Celtics la pasada temporada, solo frenados en la final del Este por Cleveland. Y calibran el añadido que supondrá para los de Boston poder contar por fin con Gordon Hayward, lesionado entonces en el primer partido, y de Kyrie Irving, inactivo desde marzo.

Igualmente se especula en torno a la llegada de Kawhi Leonard a Toronto para formar junto a Lowry, Green, Ibaka y Valanciunas, y el salto de calidad que puede propulsar al equipo canadiense a las finales. Y queda por observar hasta dónde llegarán Houston Rockets (Paul, Harden, Anthony, Criss y Capela), Philadelphia Sixers (Simmons, Redick, Covington, Saric y Embiid), Utah Jazz (Rubio, Mitchell, Ingles, Favors y Gobert) y Oklahoma City (Westbrook, Roberson, George, Grant y Adams).

La salsa picante y las incertezas caracterizan a la NBA, pero los Warriors poseen las bazas para continuar marcando una época y sumar su tercer anillo consecutivo. Los últimos que consiguieron el codiciado ‘three-peat’ fueron los Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O’Neal entre 2000 y 2002 y los Bulls de Michael Jordan entre 1996 y 1998.

Los Warriors han socavado uno de los principios de una competición que presume de fomentar a toda costa la alternancia y una relativa igualdad entre sus 30 equipos a través del ‘draft’ y de una serie de a menudo complejas normas salariales. Los Warriors ficharon en 2016 a una figura de primer calibre como Kevin Durant y ahora unen a su causa a Cousins. A sus 28 años es considerado el mejor pívot de la NBA. Se rompió el tendón de Aquiles en enero tras disputar esa temporada con Nueva Orleans 48 partidos en los que promedió 25 puntos y 12,9 rebotes. “Soy un guerrero, nunca abandono y atacaré este desafío de frente”, justifica Cousins, que se avino a firmar por su nuevo equipo por 5,3 millones de dólares, 15 millones menos de los que percibió la pasada temporada.

LLEGA DONCIC, SIGUE NOWITZKI Y SE VA GINÓBILI

La llegada de Luka Doncic a Dallas se ha convertido en un foco de gran interés en la NBA. A sus 19 años, el exjugador del Real Madrid, campeón de la Euroliga en 2018 y del Eurobasket en 2017 con Eslovenia, es ya un ídolo en un equipo que fue antepenúltimo la pasada campaña en el Oeste con 24 victorias. Wonderboyjugará con uno de los grandes de la competición, el alemán Dirk Nowitzki, que a sus 40 años, cumple su 21ª temporada. El argentino Manu Ginóbili, en cambio, se retiró tras 16 campañas en San Antonio Spurs.

El contingente español se mantiene con los nueve jugadores de la pasada temporada. Pau Gasol afronta un curso de cambios en San Antonio y su hermano Marc se enfrenta a un difícil año en Memphis. Ricky Rubio (Utah), Ibaka (Toronto), Abrines (Oklahoma City) y Mirotic (Nueva Orleans) aspiran a brillar en los playoffs. Calderón regresa a Detroit y los hermanos Hernangómez, Willy (Charlotte) y Juancho (Denver) necesitan progresar.

El resultado es que Golden State se convierte en el primer equipo que puede alinear un quinteto de All-Stars (Stephen Curry, Klay Thompson, Kevin Durant, Draymond Green y DeMarcus Cousins) desde la época de los Celtics de 1976 (Jo Jo White, Charlie Scott, John Havlicek, Paul Silas y Dave Cowens).

Las grandes figuras han conseguido una libertad de movimientos que reflejan tanto los casos de Durant y Cousins como el de LeBron. El Rey ha elegido Los Ángeles como en 2010 optó por Miami y en 2014 por regresar a Cleveland. A sus 33 años, se compromete con los Lakers por cuatro temporadas y 154 millones de dólares.Esta campaña, con 35,6 millones, será el tercer jugador mejor pagado de la NBA por detrás de Stephen Curry (37,4) y prácticamente igual que Russell Westbrook.

“Es genial. Estoy feliz de formar parte de una franquicia histórica como los Lakers. Como todo el mundo ya sabe es una franquicia acostumbrada a coleccionar los títulos. Y es lo que vamos a tratar de conseguir de nuevo”, dijo LeBron para empezar una nueva singladura que retrotrae a algunos legendarios que llegaron a LA tras abandonar sus anteriores equipos: Wilt Chamberlain (Philadelphia, 1968), Abdul-Jabbar (Milwaukee, 1975) o Shaquille O’Neal (Orlando, 1996). “Reflexioné muchísimo sobre la posibilidad de formar equipo con Ben Simmons y Joel Embiid (Sixers) o con James Harden y Chris Paul (Rockets). Pero sentí que en este momento de mi carrera tenía la necesidad de este desafío: ayudar a un equipo que no conoce el éxito desde hace tiempo”.

Los Lakers, tras los títulos que logró en 2009 y 2010 con Kobe Bryant y Pau Gasol, están a uno de los 17 que encumbran a los Celtics en la lista histórica. A su vez, han completado el peor lustro de su historia. Desde 2014 viajan en el vagón de cola de la NBA y fueron el segundo peor equipo en 2016 con solo 17 triunfos. Levantaron ligeramente el vuelo la pasada campaña, con 35, pero solo alcanzaron a situarse como el décimo peor equipo de la competición. Magic Johnson intentó incorporar a otra gran estrella junto a LeBron. Paul George apostó finalmente por seguir en Oklahoma City y la posible llegada de Kawhi Leonard a LA deberá aguardar al menos hasta el verano de 2019, tras su periplo en Toronto. Magic reclutó a cuatro jugadores con experiencia: Rondo, Stephenson, Beasley y McGee. LeBron y McGee formarán en un quinteto titular junto a algunos de los llamados a continuar en su línea de progresión como Lonzo Ball, Caldwell-Pope y Kyle Kuzma.

Los Rockets tuvieron contra las cuerdas a los Warriors la pasada campaña. Dominaban por 2-3 la final del Oeste. La lesión de Chris Paul, entonces, fue trascendente. Houston perdió los dos partidos siguientes y los Warriors volaron hacia el anillo. Ahora, los Rockets vuelven a soñar con reeditar los títulos que obtuvieron con Hakeem Olajuwon en 1994 y 1995. Su principal incorporación es de alto riesgo. Carmelo Anthony, tras su fallida campaña en Oklahoma City, recala en Houston. Melo se reencuentra con Mike D’Antoni. El entrenador está convencido de que Melo sabrá encontrar su lugar en el equipo que lideran James Harden y Chris Paul y no le causará los problemas que le llevaron a dimitir como entrenador de los Knicks cuando coincidieron allí en 2012. Los Rockets han perdido a Ariza y Ryan Anderson (Phoenix), pero incorporan también a Michael Carter-Williams (Charlotte).

Rectificar es de sabios, entienden en Oklahoma City, tras desligarse de su onerosa apuesta por Carmelo Anthony. La renovación de Paul George por cuatro años y 137 millones de dólares es la base sobre la que los Thunder volverán a la carga la próxima campaña. George y Russell Westbrook, que ha promediado triples dobles en las dos últimas temporadas, contarán con el apoyo de dos jugadores de alto nivel, el base alemán Dennis Schröder, el pívot Nerlens Noel y otro veterano base, Raymond Felton. Los Thunder recuperan además a André Roberson, que apenas jugó la pasada campaña a causa de una lesión de rodilla.

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