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Alta Verapaz bajo el acecho de la violencia de género

SAN JUAN SACATEPEQUEZ, GUATEMALA - FEBRUARY 14: Families attend a memorial service for two boys who were kidnapped and killed on February 14, 2017 in San Juan Sacatepequez, Guatemala. More than 2,000 people walked in a funeral procession for Oscar Armando Top Cotzajay, 11, and Carlos Daniel Xiqin, 10 who were abducted walking to school Friday morning when they were abducted. Residents found the boys stuffed in sacks over the weekend, with the boys' throats slashed and hands and feet bound. Neighbors reported a ransom demand was made. Such crimes have driven emigration from Guatemala to the United States, as families seek refuge from the carnage. (Photo by John Moore/Getty Images)

Alta Verapaz cobró relevancia la última semana por el hombre que, preso de celos, atacó a machetazos a su conviviente, Alejandra. Sin embargo, el caso de ella es solo uno de los tantos episodios violentos que se reportan a diario en ese departamento, el segundo con más violencia de género del país, según estadísticas oficiales. 

Al menos siete mujeres al día son atendidas en el Centro de Apoyo Integral para Mujeres Víctimas de Violencia Ak Yuam, en Cobán, Alta Verapaz, quienes en su mayoría son víctimas de violencia en su hogar.

En el centro las mujeres reciben asesoría para presentar la denuncia, asistencia médica o social e incluso algunas son albergadas temporalmente, cuenta Marilyn Pavlova Hernández, coordinadora del centro.

Aunque es un departamento permeado por la violencia de género, la muerte de Alejandra dejó perplejos a todos, incluso a Pavlova, tan acostumbrada a escuchar las quejas de mujeres golpeadas por sus esposos.

Alejandra, de 32 años, era una mujer llena de vida, pero su destino cambió a finales de octubre recién pasado, cuando fue atacada con machete y desmembrada supuestamente por su conviviente Mario Tut Ical, quien es el principal sospechoso del crimen y se encuentra capturado. El caso se repite a diario.

“Es una realidad que viven muchas mujeres en Alta Verapaz. La violencia inicia en el hogar y este tipo de intimidación la naturaliza la familia, se le ve normal. Es común que la mujer sea maltratada física y psicológicamente por su conviviente o esposo. Esto lo observan los hijos y familiares, quienes minimizan a la mujer, la ven inferior”, explica Hernández.

En el centro, cuenta Hernández, se cuentan muchos episodios violentos donde la víctima es la mujer, sin embargo, cuesta convencer a las víctimas de denuncias. Incluso, la familia esconde los ataques de la mujer, las propias autoridades comunitarias lo aceptan y la mujer prefiere callar, dice Hernández.

En el centro Ak Yuam es diferente. La víctima recibe el apoyo legal de un abogado, sin costo, además, se les da apoyo médico y albergue temporal a mujeres referidas de juzgados de paz, por la policía, la fiscalía o por otras mujeres que han recibido los servicios y orientan a personas cercanas a su círculo que también padecen violencia intrafamiliar.

Cada día en el centro, en promedio, se atiende a unas 17 mujeres, todas víctimas de algún tipo de violencia. Algunas llegan con sus hijos, con miedo, en busca de protección.

Revictimización

El caso de Alejandra se viralizó la última semana por un video tomado minutos después del ataque, ella agonizaba. Las opiniones se han dividido desde entonces con información parcializada, sin embargo hay algunas coincidencias, por ejemplo, Alejandra era la segunda esposa del señalado y según un familiar de la víctima, la primera cónyuge de este también lo denunció por violencia intrafamiliar.

Fredy Gálvez, presidente del Comité Ejecutivo de Justicia de Alta Verapaz, indicó que el caso de Alejandra evidencia que, “a menor prevención del delito, existe mayor revictimización.

“Muchos esfuerzos por disminuir este tipo de violencia se quedan en acciones conmemorativas, que nos damos cuenta de que no son suficientes. El estado es ineficaz, porque no existen estrategias y políticas, es muy poco lo que se hace y lo que se hace es ineficiente”, asegura.

Gálvez recalcó que, en estos casos, lo más grave es la constante revictimización. “Fue revictimizada por el Estado porque no estuvo a tiempo para intervenir y brindar protección a esta persona que ya sufría de violencia, y luego es revictimizada por la sociedad a través de las redes sociales. El reenvío del video refleja que no hay un respeto a la dignidad de la víctima, por lesa humanidad la población debe estar educada y saber si es necesario enviar este tipo de videos”.

“Por lo que, la revictimización no ha sido solo por el Estado, sino que también por la población Realmente, un estado o gobierno no va a funcionar bien mientras la comunidad tampoco lo haga, ellos fueron parte del morbo y apatía del dolor en este caso y en muchos más”, expresó.

Otro aspecto que criticó Gálvez fue la carencia de capacidad de las autoridades para crear perfiles criminológicos, para poder detectar y reaccionar en los diferentes niveles de riesgo de los agresores hacia sus víctimas, “el agresor ya había dado alertas en anteriores ocasiones para que los integrantes del Consejo Comunitario de Desarrollo, Iglesia, Policía o alguna autoridad hubiera  intervenido y solicitado medias de seguridad para la víctima, y evitar el femicidio y asesinato, dejando huérfanos a tres niños”.

Una historia de éxito de la violencia contra la mujer e intrafamiliar, es el de una señora que estuvo un año dos meses albergada, luego de ser víctima de su esposo, e incluso existió parricidio, ya que mató a su hijo mayor de 22 años, a quien le disparo y murió, así como, a sus dos hijas de 14 y 16 quienes lograron sobrevivir heridas, una en el estómago y otra en la pierna. Luego de toda la asesoría y atención recibida, logró establecerse, se fue a vivir a otro lugar y ahora tiene su propio negocio. Lastimosamente el esposo se dió a la fuga, y al parecer logró salir del país, han comentado las autoridades.

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