La influencia de China en América Latina se ha visto más acrecentada por la deserción de varios países que mantenían relaciones con Taiwán, persiguiendo los capitales de la segunda economía mundial y debido al distanciamiento de Estados Unidos con la región bajo el gobierno de Donald Trump.
En la reciente cumbre empresarial China-Latinoamérica de Zhuhai, el vicepresidente del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, Liu Xincheng, destacó que el total de las inversiones de empresas chinas en la región ascendió a 387 mil millones de dólares a finales del año pasado.
La bandera china flamea como la primera en inversiones en países como Venezuela, Ecuador y Bolivia.
La deuda venezolana con China asciende a cerca de setenta mil millones de dólares, producto del aporte de tecnología industrial, equipos de computación, vehículos y hasta construcción de viviendas, que se saldan con la producción petrolera del país.
Desde 2009 hasta finales de 2016, Ecuador ha recibió unos 13,706 millones de dólares en inversiones chinas, y como contraprestación las empresas de ese país partían con privilegio en las concesiones.
China ocupa el primer puesto en cuanto a préstamos a Bolivia por casi 786 millones de dólares, no obstante, ese país aparece en el octavo lugar de inversiones, que rondan los ocho mil millones de dólares.
Hasta 2017, China ha anunciado inversiones en el país suramericano por 123,900 millones de dólares. El recién electo presidente Jair Bolsonaro expresó que quiere aumentar el comercio con la nación asiática.
En el caso de México, China es el segundo socio comercial, con un intercambio bilateral de casi 75 mil millones de dólares en 2016, pero en términos de inversión directa en 2017 fue el duodécimo con 228.1 millones de dólares.
Panamá, que estableció relaciones con China en junio de 2017, se está beneficiando del hecho de que la potencia es el primer proveedor de la Zona Libre de Colón, y segundo usuario del Canal interoceánico, por detrás de EE.UU.
Los panameños importaron en 2017 bienes y servicios por valor de 1,344 millones de dólares y exportaron bienes por 42.6 millones.
El Salvador, que estableció relaciones el 20 de agosto en detrimento de los taiwaneses, tiene un activo intercambio, ya que las exportaciones del país centroamericano se incrementaron en más del 197 por ciento entre enero y julio de 2018, aún sin tener vínculos oficiales.
República Dominicana, que le dijo adiós a Taiwán el 1 de mayo de este año, tiene un intercambio comercial chino-dominicano que ronda los dos mil millones de dólares.
En Costa Rica, país que estableció relaciones con China en 2007, la inversión entre ese año y 2017 fue de solo 38 millones de dólares.
Los taiwaneses tienen en Guatemala otro enclave de su política exterior en Centroamérica. No obstante, en 2017 el país centroamericano exportó a China un total de 60.9 millones de dólares, mientras que importó 1,970.6 millones de dólares.
En Centroamérica
Nicaragua mantiene todavía relaciones con Taiwán, y en noviembre de 2015 firmó con la isla el Estudio de Impacto Ambiental y Social (EIAS) para la construcción de un canal interoceánico.
Honduras sigue la misma línea y exporta a Taiwán bienes por 772.2 millones de dólares e importa 71.9 millones de dólares.
Los lazos de China en Latinoamérica se extendieron recientemente a tres países, Panamá, El Salvador y República Dominicana, lo que generó el rechazo de EE.UU.