En su afán por contener esta ola migratoria, los gobiernos de estos países además del de México, se han reunido en múltiples ocasiones y desde EE. UU. funcionarios del más alto nivel como el vicepresidente Mike Pence y la exsecretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, así como su sucesor, Kevin McAleenan, han visitado Guatemala para abordar el tema, pero la migración sigue, es más, aumenta vertiginosamente.
En las reuniones se ha hablado mucho de medidas de seguridad para contener la migración, pero poco de las acciones que debieran tomarse para contrarrestar las principales causas que la originan, al menos para el caso de Guatemala, y que son la pobreza, falta de empleo y de servicios públicos.
Los números no se equivocan
Y si de explicar por qué la situación económica y social se ha deteriorado en el país en los últimos cinco años basta con revisar los números oficiales con los que cuenta el Banco de Guatemala (Banguat) sobre el desenvolvimiento económico.
De esa cuenta, las estadísticas del Banguat revelan como la inversión extranjera directa cayó en ese lapso (2014 – 2018) y pasó de US$1 mil 388.7 millones a US$1 mil 31.5 millones, una reducción de US$357.2 millones.
Los sectores productivos más golpeados fueron, el de electricidad (75% de reducción), así como el de agricultura, petróleo, minas y canteras (101%).
La baja de inversión tanto privada como extranjera directa impacta claramente en la reducción de empleos.
Además, si bien es cierto, el Producto Interno Bruto (PIB) creció en ese lapso y pasó de Q454 mil millones a Q589 mil millones, muestra una desaceleración de su crecimiento. Así, mientras en el 2014 el crecimiento interanual se ubicó en 4.1%, en los años siguiente descendió gradualmente hasta alcanzar apenas el 3.1% al finalizar el 2018.
Similar fenómeno ocurre con la inversión privada, ya que, aunque en monto neto de quetzales subió de Q454 millones en 2014 a Q589 millones en 2018, el porcentaje de esta en relación con el PIB disminuyó de 12.1% a 10.8%.
A la reducción de la inversión se suma la disminución en la inversión pública, según registros del Banguat.
Esta inversión se refleja en la construcción de carreteras, escuelas, hospitales, centros de salud y el resto de servicios públicos. Cabe destacar que en el 2014 el monto de inversión pública fue de Q7 mil 882 millones, cifra que cayó a Q6 mil 819 millones en 2018 — Q1 mil 62.8 millones menos—.
Por si los anteriores números no fueran suficientemente desalentadores, el encarecimiento de los productos, también desde el 2014, según información oficial del Instituto Nacional de Estadística (INE) golpean a economía de los guatemaltecos.
En diciembre del 2014, la Canasta Básica Vital, compuesta por más de 400 productos, se cotizaba en Q5 mil 906.39 al mes, para una familia promedio de 5.3 integrantes. Ya para diciembre del 2018 la misma había aumentado a Q8 mil 219.44
En tanto la Canasta Básica Alimentaria, que se integra por 34 productos básicos en la dieta de los guatemaltecos, también aumentó en cinco años y se situó para diciembre pasado en Q3 mil 559; Q323 más que el mismo mes del 2014.
Decepción y desesperanza
Economistas consultados coincidieron en que los números de la economía guatemalteca reflejan la desesperanza en que ha caído la población, sobre todo los jóvenes que son los que más migran.
Prueba de ello es la Encuesta Libre que Prensa Libre publicó en abril pasado y reflejó que siete de cada 10 guatemaltecos se mostró pesimista ante la situación del país. Además, nueve de cada 10 cree que la situación ha empeorado.
Juan Alberto González, economista y catedrático universitario, considera que “las personas no ven en Guatemala la luz al final del túnel para permanecer aquí”, por lo cual los mismos padres procuran que sus hijos se vayan a Estados Unidos para que tengan un futuro mejor puesto que el país “parece estar en una espiral de crisis”.
González añadió que la situación económica se ha deteriorado al punto que las empresas han perdido competitividad y vitalidad con lo cual disminuyen costos, especialmente laborales, en otras palabras, recortan puestos de trabajo.
Expuso que la baja en la inversión privada y extranjera directa también impacta en la falta de empleo lo cual contrasta con la enorme cifra de jóvenes que cada año se incorporan a la oferta laboral al terminar la educación media.
El experto precisó que el panorama es desalentador puesto que Guatemala en casi todos los indicadores “va en caída libre” desde hace años.
“Eso es lo que los gringos no entienden que, si la gente no tiene oportunidades aquí y no tiene esperanza de cambio, y ellos no dejan de apoyar a gobiernos corruptos, pues —la migración irregular— no va a terminar, y va a terminar en desgracia en las fronteras con más muertes”, subrayó.
El analista económico Erick Coyoy, de la Asociación de Investigaciones y Estudios Sociales (Asíes), ve lógico que una población prefiera irse de su país hacia otro en donde la posibilidad de conseguir empleo es mayor, como EE. UU., cuya economía ha mejorado recientemente, lo contrario de Guatemala en donde hay una tendencia a la baja de los tres tipos de inversión, la pública, privada y extranjera, lo que “nos hace incapaces de generar más trabajo”.
En el caso de la inversión pública, Coyoy destacó que el estancamiento de esta no solo deja de producir empleos, sino que se traduce en menos servicios básicos, como hospitales, escuelas y carreteras lo cual se convierte en una limitante para los empresarios y comerciantes porque aumentan los costos con servicios deficientes y mala conectividad a los puertos del país, mientras que los pequeños agricultores sufren con pésimos caminos rurales para comercializar sus productos.
Esta situación, recalcó, desestimula la inversión privada.
“Las fuentes de trabajo las generan las empresas y estas generan empleo a partir de que invierten. En la medida que se recupere la inversión ahí se reflejarán más oportunidades de empleo”, enfatizó el experto.
“Es lógico que la gente salga del país ante estos indicadores. No queda otra salida más que buscar trabajo en el extranjero, y Estados Unidos es una economía que tienen muchas más posibilidades de brindar empleo y por eso la gente se aventura a hacer la travesía en condiciones que incluso arriesgan la vida”, añadió.
En ese sentido el analista en temas migratorios, Pedro Pablo Solares, afirmó recientemente que en una plática que sostuvo con un hombre originario de Alta Verapaz que está a punto de viajar con su hija, menor de edad, de forma ilegal a EE. UU. le dijo que lo hará pese al riesgo de muerte que la travesía representará.
“Le recordé el caso de Jakelin Caal —que murió en custodia de la Patrulla Fronteriza en diciembre pasado—, pero él me comentó que había perdido recientemente a un hijo por desnutrición aquí en Guatemala”, reveló.
Suben remesas
De las cifras oficiales la única que muestra crecimiento, según el Banguat, es la de remesas familiares, las cuales desde el 2014 crecen a un ritmo acelerado al punto en que se han convertido en uno de los principales motores de la economía nacional.
La cantidad de remesas familiares subió 67% y pasaron de US$5 mil 544 millones a US$9 mil 287 millones, lo cual explica justamente, según expertos, los elevados índices de migración, sobre todo irregular.
Al respecto, González afirma que las remesas representan un nuevo modelo de “explotación humana” y “lo que al principio fueron los esclavos ahora son los migrantes los que mantienen a flote el PIB porque sus remesas se convierten en consumo”.
FUENTE: PRENSA LIBRE