Redacción
Los estafadores cada vez diversifican su modus operandi. Aunque el propósito único de estos delincuentes es apoderarse del dinero y los bienes de las víctimas, el delito lo cometen de acuerdo con las particularidades de a quien quieren afectar. Una nueva forma de estafar es a través de ofrecimientos a pequeños comerciantes o empresarios, empleados y pensionados de invertir pequeñas sumas de dinero y esta se multiplicarán en poco tiempo.
Esa situación se está dando entre pequeños comerciantes y emprendedores en colonias de la zona metropolitana de San Salvador y en la que supuestas redes criminales se aprovechan de los lazos de amistad y confianza entre las personas.
Como ejemplo está María (nombre ficticio), una ama de casa que le habla a su amiga y le cuenta que le tiene un “gran negocio” para hacer “bastante” dinero en poco tiempo.
Le dice que solo necesita invertir $50 y estos, a la vuelta de dos semanas, se convertirán en $400, pero que con el pago de impuestos y gastos de oficina, el monto neto que ella recibirá será de $380.
La amiga (Alicia) le responde a María que le parece “genial la opción”, solo que en su caso no tiene dinero. María le contesta que no se preocupe, que don Juan (nombre ficticio) es prestamista de la colonia y que él se los puede dar, solo que al final del mes le debe devolver los $50 más $10 de intereses.
Como la oferta es ganar $380, Alicia hace las gestiones y se endeuda con don Juan. Pero para ganarse esa suma debe reunir tres requisitos más: además de la cantidad de dinero a invertir, debe afiliar al proyecto que se denomina “Ayuda que te ayudaré” a dos personas que también estén dispuestas a invertir cada una $50.
Pero estas dos afiliadas deberán conseguir a otras dos personas que aporten la misma cantidad. Y así, siguen la cadena de ir agregando nuevas socias, es una estrategia sin fin.
Si en las dos semanas, la persona completó el proceso recibirá $380. María confirma que esa oferta es cierta porque ella recibió ese monto luego de seguir esos pasos.
Como María, todos tienen la opción de tomar los $380 o reinvertirlos con la promesa de que a la vuelta de otras semanas multiplicarán su capital siete veces.
La supuesta ganga ha tenido gran acogida en algunas colonias, al punto de que una persona no solo se afilió ella, sino a toda su familia. Invirtió $600, ya que calculó que en dos semanas se haría de $4,560.
El desencanto
El problema es que las personas que afilió María, siguiendo la cadena, no han recibido los $380 prometidos, pese a haber seguido el mismo proceso. El tema está provocando serios conflictos y pleitos entre vecinos y amigos en las colonias.
En algunos casos, los molestos inversionistas han acudido a su líder para presionarlo a que les responda por el dinero entregado. Hasta ahora nadie sabe quién o quiénes están manejando esta red delictiva.
La situación se ha complicado porque algunas víctimas pidieron prestado los $50 para entrar al negocio y dos semanas después no solo debieron pagar el monto prestado, sino que además los $10 por los intereses al usurero.
Ahora que todo parece una estafa, las víctimas reclaman a quienes los invitaron a entrar en el negocio.
Don Juan como típico prestamista, no dio su dinero sin una garantía, se aseguró que el cliente le diera como prenda algún equipo de sonido, una computadora, un televisor, un reloj, joyas que valiera al menos tres o cuatro veces más el monto del préstamo.
Además se aseguró que le firmaran una “letra de cambio firmada” por si no le pagaban.
Las quejas de las presuntas víctimas han quedado al nivel de los que afiliaron a los inversionistas (dueñas de tiendas, tortilleras, pupusera, panaderos, vendedores de dulces, entre otros), todavía no han llegado a las autoridades.
FUENTE: elsalvador.com
