“¡Abrí o van a tumbar los portones!”, es lo que un empleado cercano al presidente Nayib Bukele le advirtió al diputado del PCN, Reynaldo López Cardoza, el domingo pasado, cuando el mandatario se tomó la Asamblea Legislativa con militares y policías para intimidar a los parlamentarios y darles un ultimátum para que autoricen el préstamo de $109 millones destinado al Plan de Control Territorial.
López Cardoza relató el martes a El Diario de Hoy que él recibió esa respuesta mientras intentaba explicarle por teléfono al trabajador de Casa Presidencial que no tenían las llaves del Salón Azul, para que se pudiera realizar la plenaria extraordinaria a la que los parlamentarios fueron convocados por el Consejo de Ministros.
El diputado aseguró que la Policía Nacional Civil, que desde la 1:30 de la tarde se tomó “por la fuerza” el control del Órgano Legislativo por orden del jefe de la Corporación, Mauricio Arriaza, llevó a un cerrajero porque las llaves del Salón Azul las tenía un empleado que reside en La Paz y estaba en su día libre.
“Ellos habían mandado a traer a un cerrajero. Estaba ahí, de civil”, aseveró López Cardoza, secretario de la Junta Directiva de la Asamblea y quien también es responsable de la seguridad del recinto.
Al final, la puerta del edificio no fue forzada porque, según el parlamentario, le insistió a Arriaza y al ministro de Defensa, René Francis Merino Monroy, que tuvieran calma “para no meterle más fuego al país” y les pidió que esperaran al encargado de las llaves.
El parlamentario sostuvo que el vicepresidente de la Asamblea, Guillermo Gallegos, fue quien autorizó abrir el inmueble. De inmediato, decenas de policías y soldados ingresaron y se desplegaron por el hemiciclo ante la mirada atónita de diputados, empleados y periodistas.
“Yo hablé con el director (de la Policía) y le dije: por favor no vaya a meter militares ni policías en el Salón Azul, eso no lo voy a permitir. Se lo dije una y otra vez, y tengo testigos de eso. Él me prometió que no lo haría y fue lo primero que hizo”, recriminó López Cardoza.
Según dijo, cuando cuestionó a Arriaza por irrumpir en la Asamblea y relegar a la seguridad institucional él le respondió que “solo seguía órdenes”. El diputado aseguró que oyó una llamada en la que el ministro de Seguridad, Rogelio Rivas, le daba instrucciones al jefe policial.
“El director me dijo: ‘usted me entenderá’. Él se veía preocupado por las órdenes que le estaban dando, tuvo que hacerla de recluta ese día”, expresó el diputado pecenista.
Abuso de fuerza de Bukele genera rechazo dentro y fuera del país
El pasado 9 de febrero, la presión por el empréstito generó una crisis que se agudizó luego que, en un hecho sin precedentes y usando a soldados y policías con fusiles de asalto, Bukele se tomó el congreso. El acto fue condenado tanto dentro como afuera del país. Los diputados consideraron el hecho un “intento de golpe de Estado”.
El Gobierno de Estados Unidos calificó el martes como “inaceptable” la irrupción del Ejército junto al presidente Bukele en la Asamblea Legislativa, al asegurar que “viola la separación de poderes en las instituciones democráticas” del país centroamericano.
“La entrada de tropas en el legislativo de El Salvador fue inaceptable y viola la separación de poderes de la instituciones democráticas del país”, indicó a Efe un portavoz del Departamento de Estado, quien pidió mantener el anonimato. “Hemos comunicado este mensaje al Gobierno salvadoreño”, informó el funcionario.
La militarización de la Asamblea también ha alejado a algunas personas que le daban un voto de confianza al presidente. Voces dentro y fuera del país se han plantado críticas ante estas acciones.
Uno de los actores más importantes en pronunciarse fue el embajador de Estados Unidos, Ronald Johnson. “No apruebo la presencia de la Fuerza Armada en la Asamblea”, dijo. Además, el diplomático añadió que los avances del país solo se mantendrán “si todas las ramas del gobierno trabajan de manera independiente, respetan el estado de derecho, mantiene el rol no político de la Fuerza Armada y la PNC, y promueven la estabilidad”. Antes de estos eventos, públicamente se había mostrado cercano al mandatario y le respaldó en múltiples ocasiones.
La estampa de militares en el Congreso “no es un nuevo estilo millennial de hacer política”, dijo por su parte Kevin Casas, prestigioso académico y exvicepresidente costarricense. “Esta es la política más vieja que hay en Latinoamérica y no la queremos de vuelta”, manifestó.
Fuente: El Salvador