El Gobierno brasileño revocó este martes un cuestionado decreto publicado por el Ministerio de Educación la semana pasada y que eliminaba una ley de 2016 que establecía cuotas para negros, indios y personas con discapacidades físicas en los cursos de posgrado de las universidades públicas.
El decreto revocado fue el último acto del entonces ministro de Educación, Abraham Weintraub, que renunció pocas horas después en medio de una crisis generada por las presiones para que abandonara el cargo, por las investigaciones que habían sido abiertas en su contra y por haberse envuelto en numerosas polémicas.
Tras las numerosas críticas a la última decisión de Weintraub antes de abandonar el cargo, el Ministerio de Educación, sin explicaciones, publicó este martes en el Diario Oficial un decreto con el que dejó sin efectos la medida del ministro dimisionario.
Weintraub, que ya se había pronunciado contra las políticas de cuotas, revocó el jueves pasado una discriminación positiva para los grupos más marginados de Brasil que había sido impulsada durante su mandato por la presidenta Dilma Rousseff, la dirigente del socialista Partido de los Trabajadores (PT) que sucedió a Luiz Inácio Lula da Silva.
Dicho proyecto complementó una acción que había sido impulsada por Lula para reparar las históricas discriminaciones en Brasil y que estableció cupos para negros, indios, deficientes y estudiantes de escasos recursos procedentes de escuelas públicas en los cursos de graduación de todas las universidades del país.
En el poco más de un año en que estuvo en el cargo, Weintraub defendió los programas de cuotas de carácter social en establecimiento educativos, es decir para estudiantes de escasos recursos, pero criticó las cuotas con criterios raciales.
La decisión del Gobierno de eliminar las cuotas raciales en posgrados fue criticada por la mayoría de las entidades académicas y por los movimientos negros, así como por los líderes de varios partidos en el Congreso y hasta por el magistrado Gilmar Mendes, uno de los miembros de la Corte Suprema, quien el viernes había fijado un plazo de 48 horas para que el Gobierno justificara su decisión.
Weintraub anunció su decisión de renunciar el jueves y un día después, aún con el fuero privilegiado de ministro, viajó a Washington para asumir un cargo directivo en el Banco Mundial que es reservado para Brasil.
La renuncia de Weintraub era demandada por los partidos de oposición, por organizaciones sociales y hasta por magistrados de la Corte Suprema desde la divulgación, el mes pasado, de un vídeo de una reunión ministerial el 22 de abril en la que Weintraub tilda de “vagabundos” a los miembros del Supremo y pide su arresto.
Su situación quedó aún más insostenible luego de que el propio presidente lo criticara por haber acudido a una manifestación frente a la sede del Ejército en la que un grupo de “bolsonaristas” defendió el cierre del Congreso y de la Corte Suprema.
El ministro ya había protagonizado otras polémicas y llegó a generar un principio de crisis diplomática con China al acusar al gigante asiático de haber intentado ocultar el brote del coronavirus.
Igualmente generó una polémica con Israel y la comunidad judía en todo el mundo por haber comparado una operación policial contra aliados de Bolsonaro acusados de haber difundido noticias falsas con la “noche de los cristales rotos”, como se conoce a uno de los episodios más trágicos del holocausto promovido por los nazis.
Fuente: La Estrella de Panamá