El nombre de El Salvador volvió a sonar con bombos y platillos en el extranjero. Esta vez fue en el XX Festival Internacional de Bandas Musicales y Majoretes de la ciudad de Giulianova.
Por segundo año consecutivo, el país estuvo representado por la agrupación Boinas Verdes Marching Band, originaria de San Juan Opico, municipio de La Libertad.
La banda conformada por 35 integrantes —en su mayoría niños y jóvenes— compitió junto a grupos musicales de otros 13 países, entre ellos Polonia, Japón, Rumania, República Checa, México y Honduras.
Durante los días del festival, los músicos nacionales se presentaron en varios desfiles, en un concierto que tuvo lugar en un centro comercial, en un intercambio cultural con niños de una escuela parvularia y en un show de campo. Sin embargo, una de las exhibiciones más importante fue en un concierto frente a los jueces.
En esa oportunidad interpretaron un homenaje a nuestro país, el cual incluyó la introducción del Himno Nacional de El Salvador y las canciones folclóricas El Carbonero y Chalatenango. El repertorio también incluyó un homenaje a Latinoamérica, en el que se ejecutaron piezas que identifican a Costa Rica (“El torito pinto”), Honduras (Fiesta, de Banda Blanca) y Argentina (La Cumparsita).
Luego tocaron Bitter Sweet Symphony (Sinfonía agridulce), Forever y el blus Funky Four.
Tras su participación en todas esas actividades, Boinas Verdes obtuvo uno de los galardones más importantes del festival: el trofeo a la banda más popular, es decir, la agrupación preferida del pueblo de Giulianova
“La selección del ganador de este premio se hace a través de una votación; los asistentes compran un boleto que vale un euro y ahí votan por la banda preferida del público”, manifiesta Renzo Fuentes, fundador, director e instructor de la banda.
Los primeros en la Plaza San Pedro
Antes de llegar a Giulianova, la banda visitó Milán y la Ciudad del Vaticano; es este último sitio ofrecieron un pequeño concierto en la Plaza San Pedro.
“Antes del viaje muchas personas nos expresaron que era imposible que tocáramos en ese lugar, pero un sacerdote nos dijo que no era tan difícil. Se solicitó el permiso a través de correo electrónico, pero no tuvimos respuesta inmediata. Fue hasta que estábamos de paseo en El Vaticano cuando recibimos la autorización para tocar en la plaza. Salimos corriendo de regreso al lugar donde nos habíamos hospedado en Roma y pagamos un pequeño furgón para ir a traer los instrumentos. No podíamos desaprovechar la oportunidad. Nos convertimos en la primera banda centroamericana en tocar en la Plaza San Pedro”, manifestó Renzo Fuentes.
Todo esfuerzo tiene su recompensa
Atender la invitación de los organizadores del festival para que representaran a El Salvador no fue tan fácil. Primero tuvieron que rebuscarse para pagar los boletos aéreos, para ello la banda realizó conciertos, desfiles y vendieron artesanías elaboradas por los jóvenes y sus familiares. También se contó con la colaboración de la Alcaldía de San Juan Opico, quien donó $100 por cada integrante, y de una persona altruista residente en Estados Unidos. El viaje no se hubiera llevado a cabo sin el apoyo de los padres de los miembros del conjunto musical, la mayoría de los cuales es de bajos recursos económicos.
Otro inconveniente que tuvieron que superar fue el pago de hospedaje en Giulianova. Y es que para poder participar en el Festival era requisito hacer uso de las instalaciones de alguno de los hoteles de esa ciudad. Para solventar esa situación los integrantes de la banda llevaron hasta Milán (su primer destino) 150 libras de diferentes tipos de queso salvadoreño, chocolate, artesanías y gorras, los cuales vendieron a compatriotas residentes en esa ciudad.
La banda ha sido invitada para presentarse en Francia a finales de años, sin embargo ven difícil ese viaje ya que no cuentan con el dinero para sufragar el viaje.