La técnica infalible para no sentir que pasás más tiempo buscando que viendo algo en Netflix es scrollear entre las series y películas e ir agregando a tu lista lo que te parezca interesante, aunque en ese preciso momento no estés en el mood de verlo. Así vas creando un conjunto que te permita ahorrarte tiempo la próxima vez que estés en plan de Netflix and chill.
De esta forma “Dark Net” pasó algunas semanas en modo espera entre mi perfil, hasta que finalmente decidí darle play hace un par de días.
El hecho de que Internet es una herramienta que puede usarse para hacer cosas buenas o muy malas no es un secreto.
Existen una serie de páginas a las que nunca podrás acceder mediante los buscadores tradicionales porque están protegidas con contraseña y creadas de tal forma que son imposibles de rastrear. Videos, fotografías, datos aparentemente confidenciales y mucho más… todo está dentro de la deep web.
Sin embargo, puede que nuestro nivel de inocencia no nos permita tener el alcance para imaginar TODO lo que sucede en la red. Por eso, de frente y sin el más mínimo intento por ocultar o disfrazar la realidad, esta serie documental de Netflix, dirigida por Mati Kochavi, evidencia e investiga las aplicaciones más turbias y peligrosas del mundo virtual, así como a las personas que las crean y utilizan.
Actualmente la serie tiene 2 temporadas, de 8 capítulos cada una. Inicia con la historia de una pareja a distancia que explora sus fetiches sexuales online. En este debut también se expone el tema de la “pornovenganza” en Internet.
Los temas varían según el episodio. Las sectas que reclutan gente a través de la red, los trolls que pasan de generar violencia detrás de una pantalla hasta llevarlo a la vida real y personas que utilizando la tecnología de la impresión 3D fabrican armas indetectables para los controlares de seguridad, son algunos de los otros protagonistas.
Cada capítulo dura 25 minutos o un poco más, y te enganchan tanto que es fácil lanzarse una maratón. A mí me tomó dos días terminar la primera temporada.
Hay algo en este tipo de audiovisuales que te envuelve. Quizás sea lo enigmático, como sucede con las retorcidas mentes de los asesinos seriales, por ejemplo. O llamémosle morbo si querés.
A pesar de los temas que abordan las tomas son bastante discretas, pero eventualmente sale una que otra algo hardcore así que dejo a tu discreción si te querés animar a ver la serie.
Ah, y por supuesto, no todo “es malo”. Por ejemplo, en la primera temporada también abordan los casos de personas que mejoran su vida gracias a la tecnología, como un hombre con parálisis que la utiliza para mover su cuerpo de un lado a otro, o para distraerse.