“No queremos que regrese a la comunidad, es un hombre violento”, expresó un familiar de Alejandra Ico Chub, cuya muerte a machetazos en San Miguel, Chisec, Alta Verapaz, ha causado conmoción y repudio.
Alejandra, de 32 años, era una mujer llena de vida, pero su destino cambió a finales de octubre recién pasado, cuando fue atacada con machete y desmembrada supuestamente por su conviviente Mario Tut Ical, quien es el principal sospechoso del crimen y fue capturado por pobladores cuando intentaba huir hacia México.
El pariente de la víctima rompe el silencio y con la voz entrecortada relata que la muerte de Alejandra les cambió la vida.
“Siempre nos comunicábamos, nos queríamos mucho”, refiere.
Al consultarle respecto de antecedentes violentos de Mario Tut Ical, manifestó que Alejandra negaba el maltrato físico, aunque su semblante mostraba lo contrario, “desde antes la golpeaba”, afirma.
Alejandra era la segunda esposa del señalado y según su pariente, la primera cónyuge de este también lo denunció por violencia intrafamiliar, debido a que hace unos días agredió a un hijo menor de esta, pero se desconocen más detalles.
“Mi hermana estaba amenazada, por eso no nos decía nada”, expresa el familiar de la víctima.
“No quiero que salga de la cárcel Mario, nunca lo queremos ver en San Miguel, porque pobre la otra mujer, ella tiene seis niños y le podría hacer daño”, enfatizó.
El día del crimen
Recordó que el día del crimen llamó a la víctima para ingerir alimentos juntos y fue cuando se enteró de que Alejandra estaba amenazada, pues al parecer Mario Tut Ical la agredía por celos y no dejaba que hablara con nadie, incluso ni con familiares.
Alejandra tenía tres hijos y el señalado era el padrastro de los menores, quienes quedaron a cargo de otro familiar, quien indicó que pasa penas para cuidarlos y alimentarlos, pues son de escasos recursos económicos.
Según el familiar, la mamá de Alejandra no fue víctima de violencia intrafamiliar, “nosotros con Alejandra nos queríamos mucho”, expresa.
“El Diablo se me metió”
“Me arrepiento de lo que hice, pero el diablo se me metió”, manifestó Mario Tut Ical el día de su captura el jueves último.
El agricultor añadió: “Ella, mi mujer, había salido de la casa, diciéndome que iría con su hermana, así que la seguí y vi que se subió a un camión, me quedé entre el monte viendo, cuando regresó le pregunté donde había estado, y lo que me enojó fue que me mintió al decir que estuvo con su hermana, yo sabía que no era así, me fuí sobre ella, la tenía acostada en la cama, la revisé y no tenía ropa interior, así que enfurecí, se me metió el Diablo y fue cuando la agarré a machetazos”.